
12 Nov Una mañana en el museo
El Museo de Ciencias Naturales está situado en el corazón del Parque de Viveros de Valencia. Un paseo breve y agradable hasta llegar a la puerta de entrada, donde nos recibe una enorme roca y un desplegable de dinosaurio. Y es que si tienes niños, seguro que le fascinan estos animales legendarios.
Son varias las exposiciones que recoge el museo, pero todo lo referente a la exposición de dinosaurios gana la atención del público más crítico al que se puede enfrentar un museo, los niños.
Esta mañana, nos hemos levantado pronto y no me ha costado mucho convencerle de si quería visitar un museo con huesitos y esqueletos de dinosaurios. Por supuesto, la respuesta ha sido ¡síííí!He recorrido las diferentes salas corriendo de una vitrina a otra, tocando trocitos de piedra, pedazos de caparazón de armadillo. ¡Sí, también hay unos cuantos caparazones de armadillo! Y son muchísimo más grandes de lo que yo imaginaba, dado que todavía no he tenido la oportunidad de conocer ninguno.
La emoción invadía su pequeño corazoncito y “¡mira mamá!”. “Aquí hay animalitos metidos en piedra”. “Mira por esa lupa”. Un microscopio, una bola del mundo partida ¡qué chula! “¿Y esas cosas de la mesa para qué sirven?”, pregunta ansioso y curioso por saber y descubrir.Las salas se suceden, pero la emoción no cesa. Los fragmentos de dinosaurios: tibias, molares, icnitas, cabezas…, se entremezclan con conchas y otras plantas y animales. Hasta hay un pequeño espacio con utensilios de arqueología para despertar a estos pequeños grandes aventureros la ilusión de buscar dinosaurios. ¡A ver si todavía existen!
La última sala es donde están la mayoría de esqueletos y donde el sonido de admiración de los reyes de la casa resuena con mayor fuerza. «¡Ven, ven. Está el tigre de Ice Age!»
No es un museo grande, pero sí es lo suficiente atractivo para que los niños pasen una mañana en el museo llena de ilusión. Por lo menos, mi peque así lo ha vivido.
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