14 Ene Takayama, gusanos de seda y tejados de paja

Empieza una nueva aventura en busca del Japón rural. Decimos, ¡hasta la próxima! a la prefectura de Kansai para adentrarnos en la zona de Honshu Central, concretamente el distrito de Hida, prefectura de Gifu. Las grandes ciudades, los ajetreados centros comerciales no tienen nada que ver en esta región, ni con la bella población de Takayama en la que vamos a pasar la noche.

Situada entre las montañas, guarda junto con Shirakawa-go y Gokayama los vestigios de la arquitectura característica del distrito de Hida, los gasso-zukuri.Llegamos desde Kioto con la línea JR dirección Nagoya. Un precioso trayecto en tren con el que descubrir otro modo de vida del Japón alejado de las megalópolis y con el que deleitarte de la naturaleza.

Takayama es una pequeña población, que tiene muchas cosas que ofrecer. Desde su artesanía, museos, calles y casas tradicionales, hasta una riquísima gastronomía. La ternera de Hida, es de una calidad insuperable. No puedes llegar hasta aquí y no pedirte un buen plato de carne o animarte con un trago de sake.

En Takayama los mercados matutinos son un must que te invitan a degustar los diferentes platos de su cocina. Tortitas saladas de arroz, bollitos con diferentes rellenos y dibujos o unos deliciosos jamones de chuche tostados. En Takayama tienes que dejarte llevar los sabores y degustar cada uno de ellos.

Recorre sus calles de modo pausado y disfruta de su arquitectura. Las tradicionales casas de madera, los majestuosos templos que salpican la población, las torii de cemento o color bermellón que coronan la entrada a los templos o puentes, u observar cómo pescan en el río que atraviesa la población antes de adentrarte en su casco antiguo.

Las calles de Sanmachi-Suji, evocan al Japón tradicional. Llenas de tiendas artesanales, restaurantes, destilerías de sake, museos o paseos en rickshaw con los que dar una vuelta por esta seductora ciudad.

Un recorrido por la zona de Higashiyama te obsequiará con un ramillete de templos, y si aún te quedan ganas de andar, sube la colina para respirar aire puro y observar la ciudad desde otra perspectiva.

En las afueras de la ciudad, está la villa folclórica de Hida no Sato. Para llegar hasta ella, tienes que coger el bus que sale desde la estación de Takayama.

La villa de Hida no Sato es un museo donde se han trasladado las antiguas casas tradicionales, hechas a base de madera y paja, para su conservación. En ellas se puede apreciar la vida de sus pobladores, dedicados durante años a la sericultura llegada desde China.

La reproducción de su día a día en muchas de estas casas museo son perfectas, mostrando el utillaje de trabajo y fotografías del recuerdo en las labores con los gusanos de seda, dentro de estos escudos contra la nieve que son los gasso-zukuri.Sus enormes y corpulentos tejados de paja altamente inclinados nos crean una idea de las extremas temperaturas y fuertes nevadas que se recogen en las montañas del distrito de Hida.

Una vez cierra la villa folclórica, la zona se queda vacía y comercios y restaurantes cierran sus puertas, por lo que no hay movimiento de turistas, pero a nosotros nos apetecía dormir en un sitio tranquilo y dormir arropados entre paja.

Apartado de la ciudad y sin traslado una vez cae la tarde, decidimos disfrutar de nuestro hotel, el Ryosho Hida Gasshoen. Un par de históricas casas gasso-zukuri, localizadas en medio de las montañas. Habitaciones de estilo tradicional y un majestuoso comedor con chimenea japonesa nos espera para terminar la tarde noche en absoluta paz y tranquilidad. ¡Buenas noches!