
09 Feb Khiva, una mítica ciudad de ensueño entre desiertos y adobe
El caramelo más exquisito siempre se deja para el final y eso es lo que pasó con Khiva.
Una joya en el corazón de la Ruta de la Seda. Nuestro broche de oro para un maravilloso viaje.
Situada a escasos kilómetros de la frontera de Turkmenistán, Khiva está invadida por los desiertos de Karakum y Kyzylkum, lo que provoca un extenuante calor en la ciudad.
El hechizo de Khiva te abstrae plenamente de la realidad. Sabes que no vives en la época de caravansarais, pero mentalmente te transporta por completo a unos tiempos orientales de princesas y sultanes, mientras el pueblo se aglutina por sus bazares.
Índice
- Declarada Patrimonio de la Humanidad desde 1990, está rodeada por una muralla de 2200 metros con más de 10 metros de altura y acceso por 4 puertas.
- El Palacio Kunha Ark. Una gran fortaleza dentro de las murallas de la ciudadela, y con un minarete al que se puede subir para deleitarte de unas vistas panorámicas de Khiva y los dientes de esa muralla que protegen Itchan-Kala.
- La antigua Mezquita Oq Masjid es la que tiene el minarete más pequeño y está situada junto a la puerta del este. Comparte escenario con la Madraza Kutlimurodinok y Madraza Allah Kuli Khan.
- Fuera de las puertas que rodean la antigua población, hay otro mercado paralelo. Este con un aspecto más desaliñado, con un suelo arenoso y puestos más humildes que los privilegiados de puertas hacia dentro.
Declarada Patrimonio de la Humanidad desde 1990, está rodeada por una muralla de 2200 metros con más de 10 metros de altura y acceso por 4 puertas.
El interior de esta ciudadela se conoce como, Itchan-Kala, donde se recogen las más de 50 madrasas, hoy ninguna activa, mezquitas, minaretes y palacios. Todo un museo al aire libre.
La zona extramuros es Dishon-Kala y no radica de interés para el visitante.
La serpiente dominada por el color del barro que rodea la preciosa ciudadela de adobe, es la ciudad de los palacios de las mil y una noches, minaretes y rincones por los que vuela Aladdín junto a su amada princesa Jasmine.
Conocer Khiva es muy fácil, tan sólo tienes que pasear por esas calles de mercaderes, cubiertas con lonas de colores. Déjate perder por cada uno de sus rincones y descubrir una ciudad marrón, con matices en azul y turquesa.
Una ciudad mono tono y a la vez la más resplandeciente. El resto de color, lo decoran los uzbecos con sus alegres vestimentas y las luces de la noche en minaretes y mezquitas.
Desde su entrada a la ciudadela, Itchan-Kala, por la puerta oeste Ota Darvoza, la Madrasa Mohamed Amir Khan y el minarete inacabado Kalta Minor ya captan tu atención por sus dimensiones y belleza.
Las pequeñas puertas de madera situadas en las paredes de las calles que discurren por la ciudad, esconden tiendas de recuerdos, marionetas o gorros de pelo de animal, tan característicos en Khiva.
El Palacio Kunha Ark. Una gran fortaleza dentro de las murallas de la ciudadela, y con un minarete al que se puede subir para deleitarte de unas vistas panorámicas de Khiva y los dientes de esa muralla que protegen Itchan-Kala.
El mejor momento para disfrutar del paisaje es la caída de la tarde. Cuando la luz del sol refleja sobre el adobe y el color del mar brilla sobre sus cúpulas y minaretes, descubriendo una tierra esplendorosa en medio de un desierto de antiguas caravanas.
Al utilizar el adobe como material de construcción, cada 4 años aproximadamente tienen que ir reconstruyéndolo porque el tiempo deshace las paredes de los edificios.
Perdiéndonos entre las calles, llegamos hasta la Madrasa Qozi Kalon, complejo Pahlavan Mahmud, y el complejo Islam Khodja . En este último, hay otro minarete al que también se puede subir. El acceso, una pequeña y en tramos oscura y retorcida escalera. Una vez arriba las vistas son infinitas por cualquiera de sus ventanas, ofreciendo una perspectiva de 360º de la ciudad.
Una visita muy interesante es la Mezquita Juma o del viernes y su minarete. Su interior, está dotado de más de 200 columnas de madera pertenecientes a diferentes siglos y todas ellas con un tallado diferente.
El calor y la arena del desierto hoy se notan con intensidad por las calles de Khiva, cubriendo la ciudad de una sequedad y diminutas circonitas de azúcar moreno sobre todo lo que encuentra en su camino.
La antigua Mezquita Oq Masjid es la que tiene el minarete más pequeño y está situada junto a la puerta del este. Comparte escenario con la Madraza Kutlimurodinok y Madraza Allah Kuli Khan.
En esta misma plaza es donde estuvo el último mercado de la ciudad. Fue la última zona por la que pasó la Ruta de la Seda antes de adentrarse en Irán y fue el antiguo mercado de esclavos.
Los antiguos pobladores valoraban mucho el vivir dentro de la muralla, ya que sólo los privilegiados que fallecían dentro de sus puertas, podían ser enterrados dentro de ella.
Justo al lado está el Palacio Tosh-Hovli. Su antigua calzada todavía muestra las marcas de los carros que la recorrían.
Pasamos al mercado de artesanía y al otro lado de las puertas un mercado que vive en plena ebullición. Carnes, con cabezas y medias piernas de vaca, verduras, especias…
El olor de los diferentes productos se inhala por todo el mercado. Es una olla a presión. Un hervidero de olores, no todos agradables ya que algunos provocan sensaciones no muy placenteras en mi estómago.
Fuera de las puertas que rodean la antigua población, hay otro mercado paralelo. Este con un aspecto más desaliñado, con un suelo arenoso y puestos más humildes que los privilegiados de puertas hacia dentro.
Decidimos achicharrarnos de calor y vagabundear entre los puestos a ver qué descubríamos. El ajetreo diario, olor a especias y sonrisas de oro resultaba muy entretenido, pero los rayos de sol eran más fuertes que la motivación de seguir explorándolo, por lo que cambiamos el mercado, por un helado refrescante en un lugar a cubierto de sus rayos.
Si hay una ciudad de ensueño por la que desees descubrir los caminos de la Ruta de la Seda en Uzbekistán, esa es sin duda, Khiva.
P.D: En la puerta principal Ota Darvoza se adquiere la entrada para acceder a las mezquitas y palacios visitables dentro de la ciudadela.
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