
19 Oct Jökulsárlón, ¡Tierra de hielo donde ver icebergs!
Tenía especiales ganas de encontrarme frente a frente con un iceberg y ¡hoy es el día que lo voy a conseguir!
En el camino de casi 3 horas desde Skógar hasta Jökulsárlón, discurre por carreteras solitarias en las que alguna gasolinera perdida, es de lo poco que encuentras en el trayecto.
La laguna es de fácil acceso desde la misma carretera principal e imposible pasarse de lejos. Bajamos a pasear por la laguna Jökulsárlón e incluso nos subimos a algún pequeño iceberg varado en la orilla.
Una gélida imagen espectacular de la inmensa lengua glaciar y todos los icebergs que se desprenden a medida que alcanza el contacto con la entrada del agua por la que deambulan hasta salir al océano.
Mezcla de formas y colores. Redondeadas, espirales, de cola de ballena, blancas, azuladas o ennegrecidas por la lava. Todo un frío espectáculo formado por la naturaleza.
Justo al otro lado de la carretera, encuentras Diamond Beach. Una playa llena de diamantes helados varados sobre la arena negra. Unos luchan por desvanecerse entre las aguas del mar, mientras otros son expulsados por la fuerza del oleaje sobre la arena para prolongar su brillante vida.
A penas unos minutos después de dejar Jökulsárlón, encontramos otra lengua glaciar. Hay varias de ellas a lo largo de la carretera y con acceso desde la carretera principal hasta cada uno de sus lagos.
Nosotros paramos en Fjallsárlón. Un pequeño paseo desde la zona donde tienes que dejar el coche y… ¡ahí estás! frente la gran lengua glaciar y los icebergs flotando nuevamente en su laguna. Sus dimensiones son menores que Jökulsárlón lo que permite una mayor aproximación.
Una cafetería recién inaugurada en la zona del parking nos sirvió de tentempié para tomar algo calentito antes de iniciar el camino de vuelta.
El Parque Nacional de Skaftafell es la última parada del día de hoy. A unos 35 minutos de distancia en coche desde Jökulsárlón.
El Parque ofrece varios senderos a recorrer, dependiendo de qué buscas ver entre su naturaleza.
Nosotros salimos buscando Svartifoss, la cascada negra. 1,8 km de camino, por un sendero acondicionado, montaña arriba. De apariencia duro, pero fácil de recorrer y con una vista desde lo alto impresionante.
Desde la distancia, se puede apreciar un gran agujero en la montaña, donde se intuye escondida Svartifoss.
¡Y de pronto te encuentras con un gigantesco organillo de columnas negras rodeando la caída de la cascada!.
Un entorno espectacular al que se sumó la nieve en forma de pequeñas estrellitas, ¡preciosas!
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