
12 Ene Huskies, renos y diversión para un invierno en Laponia finlandesa
Hay quien pueda pensar que viajar hasta Rovaniemi en invierno es tan sólo visitar a Papá Noel y vivir unas blancas navidades, pero está muy equivocado.
Nosotros hemos hecho un viaje de 8 días a Laponia, y son tantas las opciones que ofrece un país como Finlandia, que aún se nos ha hecho corto.
Renos, huskies, un montón de animales árticos y naturaleza. Luces, color, paz y magia, mucha magia, porque si hay un lugar donde existe de verdad, es aquí en Laponia finlandesa.
Índice
- La aventura de todo un día con renos, fue nuestro primer contacto con los fríos y blancos bosques de Laponia.
- Al peque le encantan los animales, como a la mayoría de los niños y una vez más lo demostró en el Zoo Ranua.
- Son muchas las excursiones que se podrían catalogar como “estrella”, pero la visita a la granja de huskies, fue algo especial.
- ¿Más adrenalina? ¡Sí, papás¡ Cascos, gafas y acción.
- ¿Sabes esa sensación de nerviosismo cuando algo dentro de ti te dice que sí, que va a suceder lo que tanto deseas? Pues es lo que me pasó.
- Después de tanta acción, un poco de calma no venía mal y queríamos visitar el Arktikum en Rovaniemi.
La aventura de todo un día con renos, fue nuestro primer contacto con los fríos y blancos bosques de Laponia.
Nos hizo especial ilusión ver a los renos blancos, que apenas se diferenciaban de su entorno.
El peque se emocionó tanto al verlos, que salió corriendo a tocar a Rusko y Simba, los renos que iban a tirar de nuestros trineos. Pero a los renos no les gusta que les toquen y se pusieron a dar vueltas huyendo de él, hasta que nuestro afable sami, consiguió pararlo. A Noel claro, no a los renos.
Al peque le encantan los animales, como a la mayoría de los niños y una vez más lo demostró en el Zoo Ranua.
La temperatura ese día era de -24 grados y la sensación térmica de -36 grados. Nuestro cabello envejecía por minutos y en cada pelito de las pestañas, se nos formaron pequeñas gotas de hielo.
¿Congelados?, sí mucho, pero ni con esas perdonó la visita a ninguno de los animales que allí habitan. En especial, el zorro ártico y el oso polar, por los que tenía especial interés por ver.
Son muchas las excursiones que se podrían catalogar como “estrella”, pero la visita a la granja de huskies, fue algo especial.
Sentir la velocidad a la que te llevan estos animales por el bosque, cuando el día apenas ha empezado a levantar o recorrer la planicie de todo un lago congelado, es una experiencia altamente recomendable.
Como no puede ser de otro modo y en pleno diciembre, la cita con Papá Noel es visita obligada. Fue el momento más especial del viaje para nuestro pequeño viajero. Ternura, admiración, magia y felicidad, todo un sinfín de sentimientos que han acentuado las presentes navidades.
¿Más adrenalina? ¡Sí, papás¡ Cascos, gafas y acción.
El recorrido en motos de nieve fue todo un subidón. El peque, ya no lo parecía tanto viéndolo conducir su propia mini moto por los bosques de Papá Noel. Se lo pasó en grande e incluso se atrevió a desafiarnos a ver quién había conducido mejor. Por supuesto, siempre él, claro.
¿Sabes esa sensación de nerviosismo cuando algo dentro de ti te dice que sí, que va a suceder lo que tanto deseas? Pues es lo que me pasó.
De pronto me empecé a poner nerviosa pensando: «Las vamos a ver estoy segura» y al mirar por la ventana ¡estaba sucediendo!
Todavía en una zona con muchísima luz, y las auroras empezaron a desfilar ante nuestros ojos atónitos.
Dani y yo estábamos deseosos de tener la posibilidad de ver las auroras boreales, pero el pequeño se volvió loco cuando vio danzar el abanico de colores sobrevolando nuestras cabezas, ya que era una actividad que sí o sí daba por hecho que veríamos en el viaje a Laponia. Corría por la nieve y se tiraba al suelo a hacer el ángel mientras las auroras nos pasaban de un lado a otro. Otra noche mágica del invierno de Laponia, sin duda.
Después de tanta acción, un poco de calma no venía mal y queríamos visitar el Arktikum en Rovaniemi.
Arktikum, es un museo que te explica e invita a conocer la vida en el ártico. El pueblo sami, los animales árticos, la aurora boreal, cómo afecta la destrucción del planeta en el ártico, la indumentaria tradicional…, una buena y entretenida opción para conocer algo más de esta zona del mundo.
Estas son algunas de las actividades con las que hemos disfrutado de nuestros días en Laponia, pero el invierno todavía ofrece muchas más. Y como siempre hay una razón para volver, dejamos pendiente navegar en el rompehielos y bañarnos en las gélidas aguas del Báltico, para un próximo viaje. ¡Hasta pronto!
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